¿El fin del dinero en efectivo?
Desde pequeños hemos sabido que se necesita dinero para adquirir cosas y si nunca te mandaron a la tienda con un billete a comprar arroz y otros abarrotes pues no tuviste infancia. Esa sensación de adrenalina que sentías cuando te decían que el vuelto estaba incompleto, claro te habías comprado unas golosinas pero igual te salías con la tuya. Y pensar que los niños del futuro no sabrán que es eso porque muy probablemente en algunos años el efectivo dejará de existir y en su lugar usaremos métodos de pago digitales.
En realidad esta no es una tendencia nueva. Todo comenzó cuando en 1950 el señor Frank McNamara se dio cuenta frente a sus amigos que no traía efectivo para pagar la cena, el señor McNamara era un reconocido empresario de aquella época ¿que vergüenza no? Así que luego de eso decidió crear la primera tarjeta de crédito que sería aceptada en todos los comercios. En 1962 IBM lanzó al mercado la primera tarjeta de banda magnética así como las conocemos hoy y desde entonces llevar efectivo contigo no era una necesidad, siempre y cuándo tengas una de estas tarjeta contigo.
En la actualidad este tema ha causado mayor debate hasta llegar a mencionar que el efectivo debería dejar de ser usado. Y es que muchos hemos tenido alguna mala experiencia relacionada al cash. Típico, pagas el taxi con uno de a veinte y el conductor te dice que no tiene sueltos y comienza el viaje de gasolinera en gasolinera hasta cambiar el billete. O vas a pagar la comida y resulta que el billete que llevabas en el bolsillo ya no está, seguramente lo botaste al sacar el celular. Cuántas horas valiosas de nuestras vidas hemos gastado buscando un cajero automático o haciendo cola en una quincena para hacer un retiro de dinero, sólo porque hay cosas que aún se pagan únicamente en efectivo.
Pero estos son problemas pequeños si vemos otras situaciones como por ejemplo lo difícil o casi imposible que es saber donde estuvo este billete antes. El efectivo ha sido la forma de pago preferida para la compra de productos y servicios ilícitos. Nadie me puede asegurar que mi billete no sirvió para que alguien compre alguna substancia ilícita. El uso de efectivo también dificulta la tarea del servicio de rentas de comprobar los verdaderos ingresos de las personas y comercios ya que las transacciones en efectivo no se registran automáticamente en algún sistema.
Imprimir billetes y acuñar monedas también tiene un costo y no es algo muy barato que digamos. En el caso de Ecuador el dinero no se imprime localmente ya que usamos el dólar de los Estados Unidos. El año pasado se dio a conocer que el costo de importar dólares asciende a los 12 millones de dólares al año.
Y han sido las empresas del movimiento Fintech las encargadas de hacer nuevas recomendaciones para agilizar y mejorar las formas de pago actuales, dejando de lado a nuestro amado efectivo.
Las tarjetas de débito y crédito han sido las opciones más usadas, sin embargo el avance de la tecnología nos permite hoy en día hacer una transferencia de una cuenta a otra con solamente el envío de un mensaje de texto o mediante un clic en el celular. Otras tecnologías como el blockchain han dado paso a las criptomonedas, que son formas descentralizadas de dinero basadas en la encriptación de datos, se usan en la actualidad como herramienta de pago y se guardan en monederos electrónicos.
En Ecuador ya está plasmado en la ley la regulación del uso del dinero electrónico donde se le permite a los bancos dar a sus clientes billeteras digitales para comprar en tiendas sin el uso de efectivo ni de tarjetas, sino usando el teléfono celular.
Países como India y Suecia han creado leyes que restringen el uso de billetes y monedas obligando a las personas a usar el sistema bancario para toda transacción de compra por más mínima que sea. Imagínate, vas a comprar unas mentas y las pagas con tu tarjeta o usando tu smartphone. Extraño verdad.
En China se ha visto el caso más llamativo de todos. Se desarrolló una aplicación de mensajería similar al WhatsApp, llamada WeChat. Esta app le permite a sus usuarios no sólo chatear sino también vincularla a sus tarjetas y utilizarla como un mecanismo de pagos para casi todos los servicios imaginables, logrando así la centralización de casi todas las actividades cotidianas de las personas en una sola aplicación móvil.
¿Pero cuales serían las consecuencias de eliminar el efectivo de nuestras vidas?
Por un lado están los beneficios. Imagina nunca más volver a escuchar a un vendedor decirte que no tiene sueltos para tu billete. O que nunca más vuelvas a botar billetes de la cartera. No tendrías mas la preocupación que alguien puede asaltarte en el momento que te alejes del cajero automático. Los procesos de cobro serían más ágiles porque dependerían, en su mayoría, de un toque en la pantalla de tu celular. Tus finanzas personales tenderían a mejorar, porque todos los gastos que hagas quedarían registrados permitiéndote hacer un mejor control en el uso de tu dinero.
El control sobre la procedencia de fondos sería menos complejo, los movimientos entre cuentas quedarían registrados siempre y serían visibles para las entidades de control, reduciendo el riesgo de manejar dinero ilícito o que sea usado para financiar actividades delictivas. Las declaraciones de impuestos serían menos engorrosas de hacer y el control de los servicios de rentas sería más acertado, mejorando la recaudación de impuestos de los países.
Hasta ahora, la implementación de alternativas de pago digitales aparenta traer sólo cosas buenas. Sin embargo, hay varios puntos que no son del todo positivo.
Primero, tu información y conducta de consumo la tendrían los intermediarios que procesan los pagos. De cierta forma estarías perdiendo tu privacidad y le entregarías a las grandes corporaciones información valiosa sobre tus preferencias para sus futuras estrategias de marketing. El año pasado se habló mucho de este tema después que Facebook fuese acusada de entregar información de sus usuarios a Cambridge Analítica, una empresa británica de marketing, la cual utilizó no sólo los datos, sino también el comportamiento de las personas, es decir recopilaba los me gusta y todas las reacciones de dichos usuarios. De esa forma esta empresa diseñó propaganda dirigida para cada segmento, llevando a Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos en el año 2016.
Segundo, la seguridad tecnológica es imperativa. Herramientas como el blockchain prometen entregarle al mundo los mecanismos apropiados para resguardar activos digitales. Sin embargo, aún nos encontramos con zonas vulnerables como los monederos virtuales que han sido blanco de ataques de hackers. Según un reportaje de la CNBC, 1.100 millones de dólares en Bitcoin fueron robados en la primera mitad del 2018.
Tercero, el punto que más preocupa a los fanáticos de las teorías de conspiración. Los gobiernos podrían caer en la tentación de emitir dinero inorgánico. Se conoce como dinero inorgánico a las monedas que se emiten sin un respaldo sólido, por ejemplo, oro, petróleo u otras materias primas de gran valor que limitan la impresión del papel moneda. Si bien es cierto, el respaldo en oro para la impresión de dinero fue eliminado en algunas economías, por no decir casi todas, aun se intenta que las divisas tengan un respaldo por parte de los países que garantice su valor y su estabilidad cambiaria.
En la última década hemos visto en America Latina como gobiernos populistas han hecho un uso irresponsable de su capacidad de imprimir divisas y han puesto en circulación mucho dinero creando una falsa apariencia de bonanza y han llevado a sus economías a vivir con una inflación extremadamente elevada (hiperinflación) destruyéndose la confianza sobre sus monedas que se devalúan día a día frente a otras monedas más estables como el dólar o el euro. Si consideramos que de ahora en adelante el dinero será usado de forma virtual y que el control de la emisión de dinero en un país es deficiente, podríamos darle la oportunidad a gobiernos irresponsables de emitir dinero electrónico sin el respaldo adecuado.
¿Ecuador va por este camino?
El uso del dinero electrónico aún es un reto para el Ecuador. En la actualidad 56 de cada 100 ecuatorianos tienen un celular, lo que permitiría usarlo como la principal herramienta de pago digital. Sin embargo las estadísticas bancarias no son las óptimas para implementar esta tecnología, sólo 26 de cada 100 ecuatorianos tiene una cuenta bancaria, esto representaría un reto para los bancos locales.
Gracias a nuevas tecnologías y divisas como el Bitcoin, tenemos otras monedas que no nos obligan a buscar un banco para guardarlas. Por esta razón los bancos se ven la necesidad de replantear sus negocios y entregar mayor valor a sus clientes por medio del uso de la tecnología en todos los procesos y productos bancarios. El sexto banco más grande del mundo, J.P. Morgan, con activos sobre los 2.3 billones de dólares (trillones en la medida estadounidense), lanzó al mercado la primera criptomoneda desarrollada por un banco de estas características.
A pesar que aún existe resistencia en el uso del dinero electrónico, es un hecho que el efectivo va rumbo a la extinción. El uso de la tecnología es cada vez mayor y su aplicación en las finanzas está revolucionando de manera acelerada la forma en que el mundo intercambia su dinero.
Cristóbal Matute
Director de Consultoría
Cristóbal Matute
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